miércoles, 18 de abril de 2012

Aprender de las victorias es demasiado estúpido.

El miedo al fracaso no es lo tuyo. No va contigo, no pegáis. O lo tienes calculado, con todas las de ganar y la victoria asegurada, o no lo haces, ni si quiera lo intentas. Porque por cada paso que des no tienes miedo de ir dos hacia atrás, ni tres ni cuatro, tienes miedo de caerte directamente, caer mal y hacerte daño. Porque cada caída es dolor, todas duelen, no se salva ninguna frente a esto. Pero siempre que has caído te ha dolido, y por eso no te das cuenta de que hay caidas que no duelen, que pueden molestar, pero se pone las manos delante para pararla y amortiguar y el dolor ya no es el mismo, es distinto. Es menos. Que no todas las caídas tienen que ser de morros. Después de cada caída una tiene que levantarse, sacudirse el polvo y seguir su camino. Incluso a paso más ligero y seguro. Porque ya sabes como ha sido la caída, y tienes que presumir de ello, porque ya sabes lo que se siente, ya has aprendido una lección, y ya sabes que hacer para que las posibilidades de volverte a caer sean menores


No hay comentarios:

Publicar un comentario